Cocinar

Beneficios mentales de cocinar

Tanto si te apasiona perderte entre los fogones como si perteneces al grupo de los que tienen pesadillas con las sartenes, debes saber que cocinar es mucho más que un quehacer diario o parte de las obligaciones caseras. Así que desde Maskom Supermercados, queremos hablarte en esta ocasión de los múltiples beneficios físicos y psicológicos que puede traerte preparar un buen guiso o amasar pan.

Últimamente, cambiaron muchas de nuestras costumbres y rutinas. El coronavirus logró meter en la cocina a muchas personas que presumían de no saber ni freír un huevo y parte de ellas siguen peleándose con las cacerolas para lograr comer un plato caliente sin tener que recurrir a la comida a domicilio. Pero lo que seguramente no sepan todos los que reniegan de la cocina es que desde picar unas verduras hasta sazonar unos filetes aporta una gran cantidad de beneficios a nuestra salud. Y es que algo tan cotidiano como cocinar mejora considerablemente nuestro bienestar emocional.

En general, pasar tiempo en la cocina no solo logra que comamos de una forma más equilibrada, también nos ayuda a crecer en lo personal y a combatir problemas tan habituales hoy en día como la ansiedad y el estrés. Si aún te cuesta creerlo, aquí tienes cinco beneficios que aporta cocinar:

1. Relax. Tal vez, al principio, cuando no te manejas muy bien con los utensilios y los tiempos, no consigas relajarte, pero una vez que le tomas el pulso, los niveles de estrés y ansiedad se reducen considerablemente. La razón es muy simple: cuando te concentras en picar una cebolla, vigilando que no se peguen unas lentejas o contando el tiempo para dar la vuelta a un filete, tu cabeza se olvida de otros problemas. Concentrarse

en algo ayuda a relajarse y cocinar es, sin duda, una de las versiones más sabrosas del famoso mindfulness que incentiva la conciencia plena, es decir, el estar aquí y ahora.

2. Arriba la autoestima. Por muy bajo que sea el nivel desde el que se empieza, la cocina es muy agradecida y enseguida se percibe una mejoría. Además, cuando un plato sale según lo previsto, la sensación de realización personal es inmensa. Y no hay que pensar en recetas complicadas, el simple hecho de darle la vuelta a una tortilla de patatas y ver el resultado tan redondito y jugoso… Nadie puede negar que es lo más parecido a meter un gol o a aparcar a la primera. Un pequeño subidón que te alegra el día.

No hay nada que refuerce más la idea de sentirse valioso y útil que hacer algo con las propias manos. Y, cuando vas subiendo de nivel y del filete a la plancha pasas a un guiso que huele de maravilla o de unas verduras hervidas a un pastel de restaurante, la sensación es fantástica.

3. Más creativos. Seguir las recetas al pie de la letra es algo común cuando se empieza, pero, a medida que te familiarizas con las sartenes y los conceptos culinarios, la imaginación empieza a volar. Las primeras modificaciones suelen responder a gustos personales y, cuando se pilla el truco, las ideas se amontonan en la cabeza y surge la magia.

4. Dieta equilibrada. La comida casera cuenta con una gran ventaja: además de que la adaptas a tus gustos, te permite controlar los ingredientes, sobre todo, los más perjudiciales para la salud, como un exceso de grasas, sal o azúcar. Además, puedes modificar las recetas para incluir ingredientes que te gustan menos, pero que son esenciales en la dieta, como las verduras o el pescado. Incluso si caes en la fiebre de los bizcochos, puedes modificarlos y cambiar el azúcar por un plátano maduro y la harina refinada por avena. Tan deliciosos como saludables.

5. Unir a la familia. Tanto si tus hijos como tu pareja son ‘alérgicos’ a las ollas, verte disfrutar cocinando será algo contagioso. Busca una función para cada uno de ellos y aprovecha para convertir la elaboración de la cena en una actividad familiar. Si no consigues ponerles un delantal, siempre puedes sobornarles con un aperitivo mientras te hacen compañía en la cocina y te cuentan su día.

Qué utensilios faltan en mi cocina

¿Te gusta cocinar? ¿Disfrutas comprando nuevos utensilios para utilizar en tus recetas? Si todas las respuestas son un sí rotundo… ¡Este post de hoy te va a gustar! En Maskom sabemos que muchas veces pecamos de exceso o defecto con respecto a los utensilios de la cocina ¿Tenemos todo lo que necesitamos? ¿Sabemos para qué sirve cada cuchillo, rallador o cuchara?

En el #Maskomsejo de Maskom de hoy vamos a dar respuesta a algunas de estas preguntas para sacar siempre el máximo partido a nuestra cocina.

  • Cuchillo grande. Siempre, siempre, siempre hay que tener un buen cuchillo en casa. Si tenemos uno que no funciona bien o que, simplemente, usamos incorrectamente podemos estropear algunas recetas. Por ello recomendamos tener uno de al menos 10 cm de largo. Este nos servirá para picar verduras, frutas y carnes.
  • Ollas de varios tamaños. No es lo mismo preparar un puchero que cocer unas gamas y, por tanto, el tamaño de la olla tampoco puede ser el mismo. Algo parecido sucede con el número de personas que vayan a comer. Si vas a preparar una comida para tres, no debes utilizar una olla grande.
  • Batidora, picadora… ¡No pueden faltar en ninguna cocina que se precie! Además te serán muy útiles para ganar tiempo y preparar cremas, batidos…
  • 300 gramos de esto, medio kilo de aquello… ¿Echas las cantidades de los ingredientes a ojo? Compra un pequeño peso y no dejes nada al azar o la intuición.
  • Igual que con las ollas, debemos tener sartenes de diferentes tamaños para cocinar diferentes recetas.
  • Tablas para picar. Son muy útiles para evitar que se “contamine” la comida de bacterias y sirven para cortar o picar diferentes alimentos.
  • Es importante que tenga varias superficies para rallar, así puedes optar por cambiar el tamaño de lo que rayes, así como rodajas.

Y un largo etcétera. Ahora bien, cuéntanos qué utensilios no faltan nunca en tu cocina