8 consejos para dormir bien
Como ya te hemos hablado últimamente en nuestras newsletter y en nuestra web de Maskom Supermercados, seguro que en tu día a día a veces te sientes cansado. Por eso, es importante descansar bien. Y es que descansar es una necesidad de nuestro organismo, pero lograr un sueño reparador no siempre es sencillo, algo que repercute directamente en nuestra salud. ¿Sabes cómo mejorar la calidad de tu sueño? Pues hoy te lo contamos aquí en nuestros Maskomsejos.
Debemos marcar un horario, pues erróneamente, creemos que si un día (por lo general, el fin de semana) dormimos más horas, estamos realizando una cura de sueño. En realidad, lo único que logramos es trastocar los horarios y volver loco a nuestro reloj interno. Cumplir un horario, con independencia del día de la semana que sea, es uno de los mejores hábitos que puedes adoptar.
Tanto en el momento de acostarte como en el caso de desvelarte en mitad de la noche, cuando el sueño no llega, es muy habitual dar vueltas en la cama. Contar ovejitas o cambiar de postura cada cinco minutos solo empeora la situación al aumentar la ansiedad por ver cómo corre el tiempo y seguimos con los ojos abiertos. Si a los 20 minutos no has sido capaz de conciliar el sueño, los expertos aconsejan levantarse y salir del dormitorio.
Realizar una actividad relajante como escuchar música clásica, leer o meditar puede ayudarte a que, al volver a la cama, logres dormirte.
Por lo general, la oscuridad total ayuda al descanso, debido a un proceso biológico. Además, hay que evitar los ruidos. Esto quiere decir que nada de móvil en la mesilla, ya que las notificaciones saltan cuando menos se las espera, ya sea con sonido o con un destello de luz. Las condiciones ambientales también afectan directamente al descanso. Conseguir un ambiente cálido es fundamental. Recuerda que el cuerpo pierde casi un grado al dormirse.
Cenar más temprano
Tan contraproducente es acostarse con el estómago vacío como demasiado lleno. Lo ideal es cenar algo ligero, pero saciante (verduras o frutas), y hacerlo unas dos horas antes de acostarte, para llegar al dormitorio con la digestión acabada y que esta no interfiera con el sueño. Por supuesto, debes evitar el alcohol, los platos muy salados o picantes y la cafeína u otros estimulantes.
Tomar una infusión relajante después de cenar no solo te ‘obliga’ a sentarte y parar tras un largo día, también te beneficias las propiedades medicinales de las plantas como la tila, la melisa o la valeriana. Si eres propensa a levantarte por la noche para ir al baño, cambia esas infusiones por cápsulas y aprovecha las propiedades esenciales de los aceites para darte una ducha relajante antes de acostarte.
Por otra parte, intenta hacer más ejercicio de forma que llegues a la cama no sólo cansado mentalmente sino también físicamente. Al cuerpo también hay que cansarlo y esto es tan sencillo como hacer algo de ejercicio. No hace falta apuntarse al gimnasio: con un paseo o una corta rutina es suficiente.
Igualmente, es importante dejar fuera del dormitorio los problemas. El estrés y la ansiedad que provocan los problemas que nos llevamos a la cama no solo te impedirán conciliar el sueño, también que te desveles en mitad de la noche, afectando notablemente a la calidad del descanso.
Por último, es importante que tanto tu colchón como tu almohada estén en buen estado. ¿Cuántos años tiene tu almohada? ¿Y el colchón? Los expertos recomiendan cambiar de almohada cada dos años y el colchón, cada diez. Un colchón viejo estará deformado y podrá causarte molestias. Además, deben ajustarse a tus necesidades por peso y postura, entre otros factores.